martes, abril 18, 2006

Homenaje a Sacha

Sacha descansando tras una dura jornada de rodaje.


Hay un personaje en Los náufragos que es como Hitchcock. Aparece al principio de la película durante un instante, capta la atención de todo el mundo y, cuando desaparece, se aparta para dejar paso a la historia. Ese personaje es el verdadero náufrago del corto, un personaje que se interpreta a sí mismo y el único que tiene como decorado una isla con palmeritas y que no sabe exactamente qué narices está pasando. Ese personaje es Sacha, mi tortuga.
Resulta curioso pensar cómo en el proceso de escritura del guión, e incluso en la preproducción de un trabajo como éste, elementos que nos rodean y que pertenecen a nuestro mundo cotidiano de repente adquieren una importancia y un sentido perfectos y asombrosos dentro del trabajo que estamos desarrollando. Eso ocurrió con Sacha.
Mientras trabajaba en la presentación de los personajes (quien haga cortos o escriba cortos sabe lo horrible y maravilloso que resulta romperse el cráneo para presentar a varios personajes en tiempo récord) y en los elementos alegóricos que debían hablar de la historia, me di cuenta de que lo que verdaderamente necesitaba mostrar era a Sacha. Con ella me ahorraba mucho tiempo de retóricas innecesarias y mezclas de diferentes elementos. Con Sacha, la simplicidad y el esquematismo que buscaba para el corto estaban ahí. Ni siquiera compramos para el rodaje el cacharro en el que aparece. Ésa es su verdadera casa (o era, pues ha crecido de forma desproporcionada en los últimos meses O_o), con su islita en medio y sus palmeritas. Sacha en su hogar era la imagen tópica del náufrago.

Sacha, tal y como aparece en Los náufragos.


La cuestión era a qué personaje debía complementar. Llegué a la conclusión de que Luis era el más indicado. La tortuga debía ser de Lola y representarla. Luis, recién levantado, se acerca a saludar a la tortuga sin saber que se está despidiendo de ella, tal y como ocurre después con Lola. Lola pasa la mayor parte del corto en silencio, muy quieta o escondida en el caparazón intentando eludir lo que sabe que es inevitable. Lola es una isla en ese mar de sábanas al igual que Sacha lo es cuando, escondida en su caparazón, se queda flotando en el agua.

Un homenaje a Sacha era lo mínimo tras el despiste que supuso no incluírla en los créditos del corto.
¡Que viva Sacha!

1 comentario:

Josmachine dijo...

Gracias Iván. Que alguien como tú pueda ver nuestro corto y opinar sobre él hace que merezca la pena que esté colgado en internet. Gracias por todo.

Un saludo, amigo.